Por: Alberto Córdova Ruiz
La
educación es un proceso que permite que una persona asimile y aprenda
conocimientos. Con la educación, el sujeto adquiere habilidades y valores.
El
arte, por su parte, es el conjunto de creaciones humanas que expresan una
visión sensible sobre el mundo, tanto real como imaginaria. Los artistas apelan
a los recursos plásticos, sonoros o lingüísticos para expresar sus emociones,
sensaciones e ideas.
La
educación artística, por lo tanto, es el método de enseñanza que ayuda al
sujeto a canalizar sus emociones a través de la expresión artística. En este
sentido, este tipo de educación contribuye al desarrollo cultural del hombre.
La
noción de arte cambia con el correr del tiempo; la educación artística, por lo
tanto, debe adaptarse a estas modificaciones. En la antigüedad, por ejemplo, el
arte tenía especialmente una función ritual y mágica, algo que fue perdiendo
con los siglos.
La
educación artística, por lo tanto, reproduce los parámetros artísticos de su
época al difundirlos entre los alumnos. Sin embargo, su objetivo no debe ser la
copia o imitación, sino el desarrollo de la individualidad de cada estudiante.
La educación tiene que dar las herramientas necesarias para que el sujeto actúe
con ellas y pueda explotar su potencial.
La
educación plástica, la educación musical y la educación expresiva del cuerpo
son
algunas de las disciplinas que forman la educación artística, una
asignatura que no suele recibir demasiada atención en los currículos escolares.
En un
primer momento estas materias se desarrollan con el claro objetivo de que el
alumno se habitúe al lenguaje de la educación artística, se le sensibilizará
para que descubra los ámbitos que la conforman. Mientras posteriormente, una
vez dados esos primeros pasos, se trabajará para que aquel estudiante pueda no
sólo descubrir sus habilidades y potencialidades sino también profundice en la
percepción y descubra como el arte está presente en muchos aspectos de nuestra
vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario